Rabat desafía a Sánchez tras sus vacaciones en Marruecos: incluye en un mapa oficial a Ceuta y Melilla

Marruecos ha vuelto a desafiar a España adueñándose de Ceuta y Melilla en un mapa colgado en la página web de la Embajada de Marruecos en Madrid, un ultraje que tiene lugar poco después de que Pedro Sánchez pasara allí sus vacaciones. Esta nueva afrenta del reino de Mohamed VI ha desatado la dura reacción de las ciudades autónomas, que han reivindicado su españolidad ante otra «agresión hostil» e «intolerable».

Ya el pasado mes de junio, el portavoz del Gobierno de Marruecos, Mustafa Baitas, tensaba las relaciones entre ambos países al corregir a la Unión Europea por afirmar que Ceuta y Melilla son España, aseveración que tachó de «patinazo». Rabat recogía en una carta a Bruselas una decena de «declaraciones hostiles» del vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, sobre Marruecos y «las ciudades marroquíes de Ceuta y Melilla».

Pero no es el único antecedente reciente. En octubre de 2022, Marruecos volvía a negar la españolidad de las ciudades del norte de África, esta vez en una carta dirigida al Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra a raíz de la tragedia en el asalto a la valla melillense que dejó varias decenas de muertos. En la misiva, el reino alauita defendía que «Marruecos no cuenta con fronteras terrestres con España» y que «Melilla sigue siendo un presidio ocupado».

Cabe recordar que son ya varios los informes que alertan de la pretensión de Marruecos de anexionar Ceuta y Melilla. En 2021, el Instituto de Seguridad y Cultura advertía de la creciente presión marroquí en ambas ciudades y la posibilidad de que el país vecino esté «desplegando una estrategia híbrida» con el fin de hacerse «con la soberanía de Ceuta y Melilla sin forzar una guerra abierta».

Esta misma asociación señalaba en un informe previo que Marruecos está llevando a cabo en los últimos años un ambicioso programa armamentístico que incluye la adquisición de material bélico por valor de más de 20.000 millones de dólares, una «amenaza militar» en toda regla y con «consecuencias potencialmente negativas e inestables» para nuestras fronteras.

Quejas de PP y PSOE

Este pasado fin de semana, el presidente de Melilla, Juan José Imbroda (PP), pedía al Gobierno de España «una protesta formal» por la inclusión de las ciudades autónomas como parte del territorio de Marruecos en el citado mapa oficial de la embajada.

La primera autoridad melillense denunció que esta acción de la legación diplomática magrebí en España supone un ataque a la integridad territorial de nuestro país: «Es otra agresión hostil de Marruecos a España. Exijo una protesta formal del Gobierno. El próximo 17 de septiembre Melilla cumplirá 526 años de pertenencia a España, 459 años antes de la independencia de Marruecos» en 1956, recalcaba Imbroda.

Por su parte, la secretaria general del PSOE de Melilla, Gloria Rojas, «ha rechazado totalmente» la inclusión de ambas ciudades españolas en el mapa colgado en la web de la embajada marroquí en Madrid «como si fuesen parte del territorio de ese país».

La socialista ha dejado claro este lunes que «es intolerable que nadie, ni dentro ni fuera de nuestras fronteras, ponga en duda nuestra españolidad. No lo vamos a tolerar. Melilla y Ceuta son y siempre serán parte indisoluble de la nación española. Son España y punto. Lo son y siempre lo serán, al igual que Gijón, Toledo o Málaga», ha zanjado.

Vacaciones de Sánchez en Marruecos

El pasado 1 de agosto, Pedro Sánchez arrancaba sus vacaciones escapándose a Marruecos, un «viaje estrictamente privado», según Moncloa, que se produce después de la polémica del espionaje de su móvil con el programa Pegasus y del giro en la política española sobre el Sáhara Occidental.

Fue la prensa marroquí -20Rue.com- quien cazó al presidente del Gobierno en funciones en las calles de Marrakech junto a su esposa Begoña Gómez y su hija. Sánchez pasó seis días de descanso en el norte de Marruecos, gozando de todos los lujos a su disposición en hoteles de Marrakech y Tánger.

Ya en su primera visita oficial al país vecino como presidente, Marruecos decidió colocar boca abajo la bandera española durante una cena en Rabat con el rey Mohamed VI.